En estos momentos en los que Basagoiti como nuevo Lehendakari de la Navarra Occidental disfruta de una merecida copa de agua de Bilbao, de marca francesa y precio europeo, estoy rabioso. Él está celebrando, no solo su llegada fáctica al gobierno de la delegación del estado español en las provincias vascongada, sino también la gozosa sensación de relax y placer merecido tras semanas de puchero-cocina postelectoral, pensando en la final futbolística que se avecina. Está turbándose más a la inversa ante el tacto de la cotizadísima entrada de palco que, junto a su subalterno Pachi López, va a disfrutar en la Final de la Copa del Borbón, Campeonato de España, en el estadio de Mestalla, Valencia, histórico enclave de los Països Catalans, mientras yo, estoy furibundo.
Cabreado sí, no porque los unionistas hayan logrado el ansiado trofeo autonómico. Tampoco porque el Barça juegue con ventaja en casa, en los Països Catalans, y menos porque la Copa en juego sea un homenaje etilico-futbolístico absurdo a la impuesta Corona Imperial hispana. Un evento balompédico a jugar entre los dos equipos de la periferia metropolitana, clandestinamente llamadas colonias cercanas, más incorrectos y peor vistos por la Metrópoli, ¡que va! Lo que me puede, me enerva, es la “experiencia religiosa” alejandrina a la que han derivado este acontecimiento, y eso que Alejandro Sanz parece que no va a berrear en las orillas del Turia.
Reconozco que soy de los que, pues bueno, se alegran de que gane el Athletic, único equipo navarro que juega solo con jugadores navarros, al igual que me ilusiona que gane Osasuna, único equipo vasco con nombre en lingua navarrorum. Tampoco me molesta que gane la Real, que triunfe el Alaves, que venzan los armeros eibarreses, que se salga el Gernika, que rompa records el Deusto y que el Urroztarra sea galáctico. Que el Aviron no tropiece me es grato, incluso que el Celtic de Glasgow gane a los Rangers me pone, por eso de las afinidades internacionales, aunque no hay duda de que si pasásemos a otros quehaceres deportivos mi pasión crecería exponencialmente.
Pero estoy rabioso. El mismo día en el que te dicen que el número de parados en el estado que te obliga manu militari a ser súbdito, pasa de los cuatro millones, te sueltan las cuentas de beneficios de los bancos; a la misma hora en la que te pasan por el morro los resultados bancarios, los “sindicatos mayoritarios y unionistas” te cuentan que hay que flexibilizar el despido y recortar las jubilaciones por coherencia con la “paz social que necesitamos para salir de este atolladero” que llaman crisis financiera y económica; en el momento histórico en el que ha sido más nítida que nunca la visualización de que los únicos que están en crisis son los trabajadores, los explotados, las viudas, los pensionistas, los parados, los autónomos, las “amas de casa” (estructura clave para la viabilidad, estabilidad y crecimiento histórico del capitalismo), los precarios, los jóvenes …¡el pueblo!; cuando el mismo 26 de Abril, 72 aniversario del bombardeo de Gernika, colocan la misma bandera española que adornaba los aviones que arrasaron la Villa, en la Casa de Juntas, supuesto símbolo de las libertades vascas… solo se oye un clamor…Athletic!
No es tiempo para una Huelga General dicen los portavoces sindicales de los neo-oligarcas empresariales y financieros. Ante la crisis hay que trabajar más, ¡sin perder horas de productividad vitales! dicen los politiqueros gestores del chanchulleo más escandaloso habido hasta ahora, el del impune reparto de millones de euros públicos a esa banca que alardea de beneficios! Pero eso sí! el día 13 todos con “nuestro equipo”, ¡todos a vivir la final! Ese día el paro general que el Sistema organiza, homologa y legitima por un efímero partido de fútbol no afecta por lo visto a la economía, a la productividad. Paz social y pan rojiblanco para todos. Amen.
¡Estamos tontos o qué!l El que no es del Athletic y no está en la creyente onda rojiblanca es un paria, un gilipollas social. La nueva religión, la única verdad, la única causa, fe, patria bandera, clase. La bandera rojiblanca que “nos une a todos” en torno a algo tan efímero como un mero partido de fútbol, ondea ufana en balcones, ayuntamientos. Escuelas y cuarteles. ¡Vital para el país! Debate ineludible, consenso crucial, jornada decisiva. Otra vez Athletic! La “ley de banderas” no se aplica, ni las de circulación. Tampoco es asignatura optativa ni extraescolar. “Educación para la ciudadanía rojiblanca” Eup!. A nadie a de molestar y al que le moleste que se joda. Es un mal nacido, un mal bilbaino, un peor vizcaíno, un pésimo vasco, ¡un verdadero antisistema! Athletic ala hil! Copón!
Los taliban rojiblancos son impunes y todopoderosos, no hay duda de que el mismo Athletic es una deidad: “Con motivo de la final el próximo martes vendrá un fotografo de El Correo (español) para sacar fotografías a los niños de nuestro centro. Por eso, ese día los alumnos pueden traer las prendas que tengan para animar a nuestro equipo: pantalón, bufanda, camiseta, gorro…lo que tengan”
Cabrea ¡sí! Obligados a comulgar, a hacer la comunión, aunque no estemos bautizados, aunque seamos musulmanes o forofos del Estrella roja de Belgrado. Un mulá u obispo rojiblanco te impone que no hagas un perro verde de tu hijo o hija de pocos años, tragues, y los envíes a la escuela, disfrazados de rojo y blanco (almirante o princesa ¿vale?) a sacarse una foto en horario lectivo por el periódico que más profusamente “ha defendido” al fútbol vasco, al Athletic, a las relaciones entre clubes vascos y aficiones, a nuestra selección nacional de Euskal Herria, a la idiosincrasia propia, la cantera…todo ello por ese “nuestro” equipo, el Athletic. Sí o sí. Uno, indivisible e indiscutible! ¡Amén!
Da igual que los emolumentos del fútbol actual sean un inmoral insulto a la inteligencia y a la ética social; que la pasión por el balompié sea un mediocre recurso lumpencultural de conocimiento limitado y de limitación del conocimiento alimentado por el Sistema para lograr una alienante lobotomización intelectual social; que el Athletic como tal sea una estructura social de dudosa heterodoxia política, y por supuesto limitada y “correcta” identidad nacional, que sus órganos directivos sean estamentados oligarcas blindados ajenos a los problemas terrenales; que la lógica competitiva “solo deportiva” lo sea en el ámbito “solo deportivo” del españolismo ideológico más totalitario; y sobre todo, que lo efímero del acontecimiento, y la falta absoluta de entidad ajena a la mera colección estadística de premios son inversamente proporcionales al esfuerzo y pasión colectivos: un tsunami social inmenso para que nada cambie y unos pocos hagan caja, eso sí, y una tregua indecente ante problemas y agresiones inaceptables e ineludibles, tanto nacionales como sociales, que exigen un tsunami movilizador revolucionario.
Da igual que haya pucherazos electorales, que encarcelen a gente inocente, que se hunda la economía, o que en vez de religión den la asignatura Athletic…”El Cesar ha organizado unos bonitos juegos para satisfacer al pueblo” ¡Ave cesar!
Cantemos pues sin cesar el himno campeón: Alirón alirón el Athletic campeón… porque es el mejor equipo…¡¡¡del futbol español!!!
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